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Dios sí juega a los dados… y también con Einstein

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Es una de sus frases más conocidas, pero a veces también la más incomprendida. “Dios no juega a los dados”, habría dicho el famoso científico Albert Einstein (Ulm, 1979-1955) reaccionando ante la emergencia de la mecánica cuántica, que trataba de explicar un mundo microscópico impredecible y muy diferente a todo lo que nos rodea. Aunque la frase no tiene nada de religiosa, ya que el físico alemán quería representar en la figura de Dios a las leyes de la naturaleza, fue una de las tantas veces que la ciencia le mostró estar equivocado. No fue la única. Parece que Dios también estaba jugando con él.

En 1915, Einstein elaboró su modelo del Universo, que vendría a reemplazar la ley de la gravitación universal de Newton, dominante hasta ese momento. La relatividad general explicaba que los objetos deforman el entramado cósmico, conocido como espacio-tiempo, tal y como lo hace una gran bola de boliche sobre una sábana. Mientras más masa tenga el objeto estelar en cuestión, más grande sería entonces la deformación en la cama estelar.

La relatividad general, tal como la pensaba Einstein, suponía que la masa se distribuía de forma uniforme por el cosmos, el cual era estático; es decir, no se expandía ni se contraía. El problema para Einstein es que sus mismas ecuaciones le empezaban a mostrar lo contrario.

El universo no sólo es inestable, si no que para colmo se expande, ya que, si se mantuviera estático, terminaría colapsando sobre sí mismo a causa de la gravedad. Tratando de resolver esta contradicción, en 1917 agregó a sus ecuaciones lo que posteriormente reconoció como el mayor error de su carrera: la constante cosmológica. Necesitaba algo que contrarrestara el poder de atracción entre los objetos y todo volviera a la estabilidad.

De forma arbitraria introdujo una fuerza repulsiva, una equivocación de la que se tuvo que desdecir 12 años después, cuando Edwin Hubble realizó observaciones que confirmaban que las galaxias se desplazan alejándose unas de otras, lo que se observa a través de lo que se conoce como “corrimiento al rojo” de la luz. El Universo se estaba en realidad expandiendo. Incluso, en 1998, dos grupos de científicos, que luego fueron premiados con el Nobel, descubrirán que el universo no solo se expande, sino que lo hace aceleradamente.

La relatividad general, tal como la pensaba Einstein, suponía que la masa se distribuía de forma uniforme por el cosmos, el cual era estático; es decir, no se expandía ni se contraía. El problema para Einstein es que sus mismas ecuaciones le empezaban a mostrar lo contrario.

Para corregirlo introdujo lo que hoy se conoce como "constante cosmológica". 

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Einstein se arrepintió hasta el final de su constante cosmológica, pero este error no anula los grandes aportes que el físico alemán introdujo a nuestra comprensión del cosmos. Es más, a pesar de que se lamentó de su concepto, aún hoy, la constante cosmológica es materia de estudio para científicos y científicas en todo el mundo y ha regresado para explicar lo que en su inicio se consideró un error. Efectivamente parece haber una energía repulsiva como la que introdujo Einstein, que hace que el universo se expanda de forma acelerada. Hoy se conoce como energía oscura y correspondería al 70% de todo el universo conocido. 

Relatividad General de Einstein publicadas en 1915 en Proceedings of the Royal Prussian Academy of Science.
Foto: NASA

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